El problema del efecto Pigmalión
- Diego Lerner
- 11 feb 2020
- 3 Min. de lectura
Hablar de creencias es referirse a interpretaciones que nosotros tomamos como hechos enlatados. Son verdades absolutas, indiscutibles e irrefutables. No hay lugar para la duda, “esto es así”.
Las creencias nos pueden acompañar a brindar mejores o peores resultados: son positivas porque nos van a potenciar o limitantes si nos van a estancar.

Si la creencia nos potencia nos hará mejorar nuestra performance por el contrario, si nos limita, nos va a generar conversaciones que nos estancarán.
Nuestro cuerpo y nuestras emociones, se van a encontrar condicionados según que es lo que cada un@ de nosotr@s crea.
Muy distinto es si me creo el mejor jugador@ de fútbol, sin entrar en discusión si es contrastable o no, ya que me voy a pensar como tal, me voy a sentir de esa forma y voy a entrenar bajo esa premisa, a que si yo me estoy pensando como el peor del equipo. La creencia que yo tenga va a generar no solo nuevas conversaciones, sino que, además, una forma de sentir y de posicionar mi cuerpo en cada uno de los partidos (Por no mencionar los entrenamientos y ámbitos que se suceden, en este caso, alrededor del fútbol).
Guardar las emociones sólo hará que se vuelvan tóxicas y que exploten en cualquier momento. No obstante, el desahogo emocional sin límites puede poner en riesgo nuestras relaciones al manifestar conductas que pueden hacer daño a los demás y a nosotros mismos.
Lerner Diego (10 de julio de 2019). Recuperado de: Espiral Negativa De Las Emociones En El Deportista
¿Qué es el efecto Pigmalión?
El efecto Pigmalión, se refiere a la potencial influencia que ejerce la creencia de una persona en el rendimiento de otra. (El nombre efecto Pigmalión debe su nombre al mito griego de Pigmalión, un escultor que se enamoró de una estatua que había tallado, y, al final, ésta acabó cobrando vida).
En resumen, lo podemos pensar de la siguiente forma: nuestras creencias sobre otros influyen en sus acciones lo que hace impactar en sus creencias causando otras acciones reforzando nuestras creencias sobre el otro.
Entender el efecto Pigmalión es importante, no sólo en el ámbito deportivo, sino también en el social, familiar, laboral, ya que gran parte de nuestro comportamiento podría estar determinado por las creencias qué otros han tenido sobre nosotros mismos y, que hoy habiéndolas asimilado nos estarían perjudicando.
Pensemos en ejemplos cotidianos de dos ámbitos completamente distintos. Una madre que le dice a su hijo en repetidas ocasiones y a lo largo de varios años que no sirve para nada. Hoy ese chico ya adolescente y con la urgencia de decidir a que universidad va a ir, cree que ninguna es apta porque no “sirve” para estudiar.
¿Y en el ámbito deportivo?
Me encontré con muchos deportistas y de diferentes disciplinas, que no realizan un cumulo de acciones, jugadas, golpes o movimientos porque en algún momento alguien los injurió para que no la realicen.
El distinguir que la acción que estoy o no realizando se debe a haber “comprado” un discurso días, meses, años atrás, se puede trabajar y revertir. El primer paso es distinguir, es ponerme unos nuevos anteojos que me permitan ver una “realidad" que antes no observaba para luego definir que es lo que quiero hacer con ella y, en todo caso ahí, poder decir que camino quiero.
Por último, es importante destacar también, que aquello que nosotros creamos sobre los demás también puede tener un efecto.
Pensemos como mejorarnos y mejorar a los que nos rodean
Comments